miércoles, 11 de julio de 2007

Pulpa de fruta como batería

Un equipo del CSIC patenta un sistema que
utiliza la pulpa de manzana para almacenar
energía eléctrica

El método reaprovecha un residuo de la fabricación de la sidra

► La pulpa se usa para preparar carbones activados destinados a supercondensadores eléctricos de gran capacidad
► El proceso es más simple y barato, al tiempo que menos contaminante, que otros métodos similares ya conocidos

Madrid, 9 de julio, 2007 Un equipo del Consejo Superior de investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado un nuevo sistema para almacenar energía eléctrica a partir de pulpa de manzana procedente de la fabricación de sidra y zumos. Los resultados de laboratorio demuestran que este proceso, patentado por el CSIC junto con la Universidad de Neuchâtel (Suiza), es más
sencillo y barato, al tiempo que menos contaminante, en comparación con otros procedimientos similares que se utilizan en la actualidad.
La pulpa de manzana se utiliza para preparar carbones activados, material de carbono de gran porosidad, utilizado principalmente como absorbente para separar gases y líquidos. Los carbones activados se destinan a su vez a conducir la corriente de los supercondensadores eléctricos, dispositivos que por su gran capacidad de carga podrían llegar a sustituir a las actuales baterías eléctricas.

La investigadora del CSIC Teresa Centeno, que trabaja en el Instituto Nacional del Carbón (CSIC), en Oviedo, y ha dirigido este proyecto de investigación, resume la importancia del mismo: “Hemos demostrado que con la gasificación de pulpa de manzana con vapor de agua obtenemos materiales con un rendimiento similar a los existentes en el mercado”.
La principal ventaja del nuevo sistema respecto a los ya existentes es, según Centeno, su reducida capacidad contaminante, derivada de que en su producción no se utilizan productos químicos agresivos.
La investigadora del CSIC recuerda que otros métodos dirigidos a la obtención de carbones activos a partir de residuos vegetales utilizan procesos de activación química. “Estos agentes químicos, que son muy agresivos y requieren un proceso posterior de lavado, impiden que el sistema se pueda extrapolar a gran escala desde el punto de vista medioambiental”, precisa.
El proceso de gasificación desarrollado por el CSIC consiste en calentar la pulpa de manzana a baja temperatura y en ausencia de oxígeno, para evitar que se queme, y posteriormente poner el material resultante en contacto con dióxido de carbono, vapor de agua u oxígeno, lo que le aporta porosidad. Los poros proporcionan al material una mayor superficie para almacenar energía.

VENTAJAS INDUSTRIALES
El método desarrollado por este equipo del CSIC añade a sus ventajas medioambientales un ahorro económico, ya que permitiría reutilizar un residuo, la pulpa de manzana que generan las industrias de fabricación de sidra y zumos.
Las empresas productoras de este residuo se ahorrarían el coste de eliminarlo, y las empresas productoras de este carbón activado obtendrían a cambio materia prima de forma fácil y económica.
La técnica ha sido patentada en España y está en trámites para obtener la patente internacional. La directora del proyecto afirma que “existen muchas empresas interesadas en que este sistema se desarrolle de forma industrial”.
Entre las entidades que se han puesto en contacto con ellos al respecto, se encuentra alguna asociación de sidreros asturianos.

Fuente: DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN CSIC
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jueves, 22 de marzo de 2007

Zumosoil: la naranja mecanica

El gobierno valenciano usará los desechos de los cítricos como combustible

De sobra son conocidas las propiedades de la naranja para combatir los molestos resfriados del invierno, mejorar la circulación de la sangre o simplemente limpiar nuestro organismo del exceso de grasas. Lo que no es tan conocido es que la cáscara de esta fruta, tan apreciada en el mundo entero, puede servir para llenar el depósito del coche con una gasolina más ecológica, renovable y de origen autóctono.

Según estudios realizados en California y posteriormente desarrollados en el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y otros centros de investigación de la región, los restos de la naranja contienen una gran cantidad de polisacáridos (conjunto de moléculas de azúcar unidas entre sí) que, una vez fermentados, dan lugar a alcoholes de gran pureza idóneos para su uso en motores de explosión de gasolina.

El hallazgo ha despertado el interés de los responsables públicos de la Comunidad Valenciana, que ven en el preciado cítrico una oportunidad de oro para llevar a cabo la necesaria «transición energética» de los combustibles fósiles hacia otros más sostenibles. Además, se trataría de hacer de la necesidad virtud, pues mediante este tratamiento se obtendría rendimiento de las miles de toneladas de restos sobrantes de las naranjas que hasta ahora no eran más que un residuo que había que gestionar.

«Las reservas mundiales de petróleo tienen las décadas contadas y necesitamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector transporte para luchar contra el cambio climático. ¿Qué mejor manera que utilizando nuestro producto más autóctono como materia prima para la obtención de recursos renovables?», comenta el conseller de Territorio y Vivienda de la Generalitat Valenciana, Esteban González Pons.

El proyecto Zumosoil, como ya se le conoce popularmente, englobaría a cinco plantas de zumos del territorio valenciano que, unidas a la que se abrirá próximamente en Sagunto, generarán un total de 500.000 toneladas de desechos de cítricos anuales.

Estos residuos, hasta ahora inútiles, podrían generar alrededor de 37.500 toneladas de bioetanol al año, es decir, el 16% de la actual producción española de combustibles ecológicos orientados a la gasolina. Con ello, sería posible abastecer a más de medio millón de vehículos –lo que supone más del 25% del actual parque automovilístico de la Comunidad Valenciana– con un carburante menos contaminante y sin realizar ningún tipo de modificación en el motor, ya que sería combinado con gasolina.

Las investigaciones están tan avanzadas que la Generalitat Valenciana lleva meses negociando con Acciona y Abengoa, principales productoras de biocombustibles en España, la mejor forma de producir a gran escala combustibles ecológicos a partir de la corteza y la pulpa de la naranja. «Los resultados de este proyecto podrían ser muy beneficiosos para la región», según dice Esteban González Pons.

En el campo ambiental, la generalización del bioetanol supondría la reducción de hasta un tercio de las emisiones de CO2 en el sector del transporte, así como la regeneración de 100.000 hectáreas de suelo agrícola en el interior de la Comunidad y la disminución en un 30% de la tasa de desertificación. El conseller también señala que, en el plano económico, esta nueva aplicación «revitalizaría uno de nuestros sectores tradicionales», en referencia a los cítricos, además de crear 2.500 empleos directos y 20.000 indirectos.

El responsable de medio ambiente del Gobierno valenciano adelantó las líneas generales de su proyecto durante su intervención en el EMCG, el encuentro Energía, municipio y calentamiento celebrado en Madrid el pasado 7 de febrero. Tras la intervención del ex presidente de EEUU, Al Gore, que abrió las jornadas, el conseller valenciano ofreció un discurso en el que afirmó: «El debate ha terminado; el cambio climático es una verdad incómoda, desde luego, pero sobre todo es una evidencia irrefutable. Hemos entrado en una nueva etapa: agotado el pesimismo, es la hora de empezar a reconstruir el optimismo en la lucha contra el calentamiento global y sus consecuencias».

La inventiva y el reciclaje de un recurso que hasta ahora se desperdiciaba son parte de la apuesta valenciana por afrontar lo que según González Pons es «una nueva revolución energética: la derivada de la sustitución del petróleo».

85% = Coches que usan gasolinas con un 85% de bioetanol.

La «transición energética» que propone la Generalitat Valenciana se completa con un Plan Renove cuyo objetivo es incentivar la compra de vehículos ecológicos a través de campañas de concienciación, subvenciones y otras soluciones fiscales. La principal ventaja de estos automóviles es que admiten mezclas de bioetanol de hasta el 85%, lo que se traduce en menores consumos y una escasa dependencia del petróleo. Este tipo de vehículos ha conseguido gran aceptación en mercados como los de Estados Unidos, Brasil y el norte de Europa.

550.000 = Son los vehículos ecológicos que podría construir Ford.

La Generalitat Valenciana quiere aprovechar las cualidades energéticas de la naranja para impulsar la industria regional, por lo que ha propuesto a la marca de coches Ford trasladar su producción mundial de motores ecológicos a la factoría de Almussafes en Valencia. La intención del Gobierno valenciano es hacer ver a Ford que la planta de Almussafes está perfectamente equipada para desarrollar este tipo de motores y que existe un mercado potencial muy importante en nuestro país. Esto podría suponer la construcción de hasta 550.000 automóviles preparados para el bioetanol.

AYUDA = El Gobierno prepara una ley para los biocombustibles.

En los próximos meses se podría producir el despegue definitivo de los combustibles ecológicos en nuestro país. En el tercer trimestre de 2007, el Gobierno tiene previsto aprobar la denominada «obligación de biocarburantes», que forzará a las compañías petroleras a aumentar la presencia de biocarburantes en mezclas directas con gasóleos y gasolinas. Aunque todavía es pronto para saber cuáles serán los porcentajes finales fijados, esta medida supondrá un espaldarazo a los cultivos energéticos en los próximos años.

FUENTE: elmundo.es

Zumosoil: el nombre propuesto por Al Gore

Al Gore propone que al producto que se genere se le llame ´Zumosoil´


El conseller de Territorio, Esteban González Pons, presentó ayer el plan de migración energética, que pretende convertir la pulpa y la corteza de las naranjas sobrantes, después de elaborar los zumos, en energía renovable (bioetanol). González Pons intervino en el primer Encuentro sobre Energía, Municipio y Calentamiento Global, que se inauguró ayer, y aseguró que el citado plan de la Generalitat es "medioambientalmente ambicioso".

Explicó que su Ejecutivo está dispuesto a poner en marcha una red pública de surtidores de bioetanol y también a iniciar conversaciones con el Gobierno para establecer ventajas fiscales al consumo de esta energía.

Señaló que alrededor de 190.000 hectáreas de la Comunitat Valenciana están destinadas al cultivo de la naranja, lo que supone una producción anual de 4 millones de toneladas.

Además, las cinco fábricas de zumos de la Comunitat Valenciana generan 240.000 toneladas de pulpa y desechos al año, que en breve plazo se podrían convertir en 500.000 toneladas y generar 37,5 millones de bioetanol capaz de suministrar mezcla de combustible para 550.000 vehículos, más del 25% del total del parque automovilístico.

UNA NUEVA MARCA González Pons comentó esta nueva iniciativa con el exvicepresidente del Gobierno de Estados Unidos, Al Gore, quien pronunció la conferencia inaugural del encuentro. Según confirmó el conseller, el exvicepresidente se mostró "muy interesado" en esta medida, y propuso que se le denomine Zumosoil, un nombre, que según aseguró Esteban González Pons, será estudiado por parte de la Generalitat Valenciana.

Con este nuevo proyecto de migración energética, dijo el conseller, "estamos conciliando ecología y economía, ya que a nivel económico podríamos disminuir en alrededor de un 40% la dependencia del petróleo".

Añadió que "se mantendrían las rentas agrarias de 100.000 familias valencianas, se crearían 2.500 empleos directos y 20.000 indirectos, además de un ahorro de derechos de emisión que podría suponer alrededor de 40 millones de euros.

Fuente: elperiodicomediterraneo.com

Zumosoil: Desechos de naranja para biocombustible

La utilización en los automóviles del bioetanol, elaborado a partir de la pulpa y la corteza de naranja, puede reducir un 90% las emisiones de CO2 respecto a la gasolina

El proyecto impulsado por la Conselleria de Territorio y Vivienda para elaborar un biocombustible para automóviles a partir de la pulpa y corteza de las naranjas permitirá reducir hasta un 90% las emisiones de CO2 en la Comunitat. El ex vicepresidente de EE. UU. Al Gore propuso incluso un nombre: el zumosoil.

La naranja será la base de nuestra Migración Energética hacia la generalización de biocombustibles” nota de prensa del consell.

Mirar al futuro y luchar contra el cambio climático. El conseller de Territorio, Esteban González Pons, anunció esta semana en Madrid, durante unas jornadas sobre este proceso que empieza a notarse en todo el planeta, que la Generalitat va a impulsar la obtención de bioetanol a partir de la pulpa y cáscara de las naranjas que puede ser utilizado como combustible con efectos contaminantes mucho menores que los derivados del petróleo.

El proyecto, impulsado por Territorio y Vivienda en estrecha colaboración con la Conselleria de Agricultura, pretende el desarrollo en la Comunitat de una planta para la fabricación de este combustible.

La Administración autonómica ya se ha puesto en contacto con Ford, referente mundial en la construcción de motores de bioetanol, para que se implique en el proyecto fabricando en Almusafes estos motores.

La Generalitat también ha mantenido conversaciones con las dos principales empresas de fabricación de gas españolas, Abengoa y Acciona, que han mostrado su interés en el proyecto. Aunque Territorio no descarta que puedan participar en el proyecto empresas valencianas.

De esta forma, la Comunitat tendría la materia prima (500.000 toneladas de pulpa y corteza de naranja) y las instalaciones para generar 37,5 millones de litros de bioetanol capaz de dar servicio al 25% del parque actual de automóviles.

Además, la Generalitat pondrá en marcha un Plan Renove Verde que facilite la adaptación progresiva del parque móvil a este tipo de combustible.

Producción

El bioetanol es un alcohol producido a partir de la fermentación de los azúcares que se encuentran en los vegetales. Se trata de un combustible con alto poder energético.

Una de sus primeras aplicaciones a los motores fue impulsado por Henry Ford que diseñó el Ford T para funcionar con etanol. Hasta los años 80 la principal motivación para fabricar este alcohol fue su uso como combustible alternativo para frenar la dependencia del crudo.

Ahora, se el interés se ha entrado en su menor impacto medioambiental. La combustión de bioetanol produce el mismo C02 que absorbió la planta en su crecimiento, con un equilibrio entre emisiones y la captura de este gas.

El Ciemat (Centro de Estudios Energético, Medioambientales y Tecnológicos) dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, calcula que el ahorro de emisiones de CO2 del ciclo del etanol E85 (el que se usará como combustible) es del 90% respecto a la gasolina, 170 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.

Según los cálculos de la Conselleria de Territorio, si en 2017 el 12% del parque automovilístico consume bioetanol, las reducción de las emisiones de CO2 sería de 0,65 millones de toneladas, un 15% del total.

En 2037, con un 40% del consumo procedente de los biocombustibles, los ahorros en emisión superarían el 45% del total (2,15 millones de toneladas. Si todo el parque utilizara este alcohol, las reducciones llegarían al 90%.

El combustible ya tiene una propuesta de nombre: Zumosoil, una propuesta que el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, sugirió a González Pons y que éste se comprometió a tener en cuenta.

Pero al margen del nombre, el hecho es que si el proyecto culmina con éxito, la Comunitat podrá acceder a un combustible más ecológico a partir de una materia prima muy abundante.

El bioetanol puede utilizarse como combustible para coches solo o mezclado con gasolina. El resultante se conoce como gasohol. La combinación más frecuentes son el E10 y el E85, que contienen el etanol al 10% y al 85%, respectivamente.

La E10 es la más utilizada en el mundo, ya que con esta proporción los motores de los coches no requieren ninguna modificación e incluso eleva el octanaje de la gasolina.

El E85 tiene un octanaje cercano a 105. Es algo más bajo que el etanol puro, pero mayor que el de la gasolina normal. Ya se están comercializando en países como Estados Unidos, Brasil o Suecia, entre otros, los vehículos FFV (Flexible Fuel Vehicles) o de combustibles flexibles con motores adaptados.

El proceso más común de elaboración es la fermentación para convertir azúcares en alcohol. Teóricamente, según los técnicos de Agricultura, puede obtenerse etanol de cualquier material orgánico que contenga azúcares y almidones, pero la disponibilidad de la fuente de biomasa determina la viabilidad comercial y por ello los productos son tan interesantes por su abundancia.

Técnicos de la Conselleria de Agricultura han trabajado para superar una serie de dificultades en el proceso de elaboración química y que permiten por primera vez fabricar biocombustible a partir de la naranja.


Fuente: biodieselspain.com

Zumosoil, el combustible del futuro

La utilización en los automóviles del bioetanol, elaborado a partir de la pulpa y la corteza de naranja, puede reducir un 90% las emisiones de CO2 respecto a la gasolina.

El proyecto impulsado en ESPAÑA para elaborar un biocombustible para automóviles a partir de la pulpa y corteza de las naranjas permitirá reducir hasta un 90% las emisiones de CO2. El ex vicepresidente de EE. UU. Al Gore propuso incluso un nombre: el zumosoil.

El bioetanol es un alcohol producido a partir de la fermentación de los azúcares que se encuentran en los vegetales. Se trata de un combustible con alto poder energético.

Una de sus primeras aplicaciones a los motores fue impulsado por Henry Ford que diseñó el Ford T para funcionar con etanol. Hasta los años 80 la principal motivación para fabricar este alcohol fue su uso como combustible alternativo para frenar la dependencia del crudo.

Ahora, se el interés se ha entrado en su menor impacto medioambiental. La combustión de bioetanol produce el mismo C02 que absorbió la planta en su crecimiento, con un equilibrio entre emisiones y la captura de este gas.

El Ciemat (Centro de Estudios Energético, Medioambientales y Tecnológicos) dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, calcula que el ahorro de emisiones de CO2 del ciclo del etanol E85 (el que se usará como combustible) es del 90% respecto a la gasolina, 170 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.

Según los cálculos realizados, si en 2017 el 12% del parque automovilístico consume bioetanol, las reducción de las emisiones de CO2 sería de 0,65 millones de toneladas, un 15% del total.

En 2037, con un 40% del consumo procedente de los biocombustibles, los ahorros en emisión superarían el 45% del total (2,15 millones de toneladas. Si todo el parque utilizara este alcohol, las reducciones llegarían al 90%.

El combustible ya tiene una propuesta de nombre: Zumosoil, una propuesta que el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore.

Pero al margen del nombre, el hecho es que si el proyecto culmina con éxito, se podrá acceder a un combustible más ecológico a partir de una materia prima muy abundante.

El bioetanol puede utilizarse como combustible para coches solo o mezclado con gasolina. El resultante se conoce como gasohol. La combinación más frecuentes son el E10 y el E85, que contienen el etanol al 10% y al 85%, respectivamente.

La E10 es la más utilizada en el mundo, ya que con esta proporción los motores de los coches no requieren ninguna modificación e incluso eleva el octanaje de la gasolina.

El E85 tiene un octanaje cercano a 105. Es algo más bajo que el etanol puro, pero mayor que el de la gasolina normal. Ya se están comercializando en países como Estados Unidos, Brasil o Suecia, entre otros, los vehículos FFV (Flexible Fuel Vehicles) o de combustibles flexibles con motores adaptados.

El proceso más común de elaboración es la fermentación para convertir azúcares en alcohol. Teóricamente se puede obtenerse etanol de cualquier material orgánico que contenga azúcares y almidones, pero la disponibilidad de la fuente de biomasa determina la viabilidad comercial y por ello los productos son tan interesantes por su abundancia.

Técnicos españoles han trabajado para superar una serie de dificultades en el proceso de elaboración química y que permiten por primera vez fabricar biocombustible a partir de la naranja.